¿Cómo “desempantallar” a un adolescente?

Cuando los adolescentes tienen más tiempo libre de lo habitual, en la mayoría de los casos, lo suelen malgastar frente a la pantalla. Por lo general, ellas se dedican a bailar en Tik-tok y ellos a jugar al Fornite.

 

A raíz del confinamiento, al no estar acostumbrados a convivir en familia por la vorágine del día a día, el consumo de horas de pantallas se disparó, hasta el punto de que adolescentes que dedicaban 1 hora al día y un poco más quizás los fines de semana, han pasado a un consumo de entre 5 o 6 horas diarias. De esta manera se hacían ajenos a la realidad y era una forma de pasar el tiempo de forma más rápida.

 

Cuando se ha vuelto a la “normalidad” con el regreso a la rutina y a las clases presenciales, muchos padres se han encontrado que sus hijos presentan un importante síndrome de abstinencia de videojuegos y de horas de pantallas. Dándose episodios de ansiedad, agresividad, violencia y confrontación en el seno familiar, cosa que no se había producido antes de manera tan continua y desproporcionada.

 

La adicción es un aprendizaje con recompensa que se hace patológico y acaba deteriorando el proyecto personal de la persona adicta y afectando a las de su entorno más cercano. En el cerebro inmaduro del adolescente aún no están activados los sistemas de recompensa ni los de memoria emocional, lo que les hace ser más vulnerable ante la posibilidad de caer en una adicción.

 

Desde Asesoramiento UFN queremos ayudaros a gestionar estas situaciones y, para ello, os sugerimos varias ideas:

 

  • Hacerles conscientes del tiempo que están perdiendo, contabilizando con ellos, las horas que emplean al día, los días en semana y las semanas durante el mes. El total de horas es el tiempo perdido que no han podido disfrutar de la gente que los quiere y rodea.

 

  • Apelar a sus acciones, no a su persona. El consumo de horas de pantallas les es atractivo y les proporciona placer, a la vez que crea un vacío cuando termina la partida. Preguntar cuál es el vacío que necesitan llenar.

 

  • Darles la posibilidad de que puedan elegir desde el autocompromiso de limitar el tiempo de uso de las pantallas y así acompañarlos en su madurez desde una posición de cercanía y no de imposición. Si ellos, por sí solos, no fueran capaces de gestionarlo, intervendrán los padres para reconducir la hoja de ruta que ellos mismos marcaron.

 

  • Ayudarles a llenar esas horas que malgastaban delante de las pantallas. Puede ser una buena ocasión para descubrir hobbies y actividades para hacer con los hijos. Es interesante apoyarse en los gustos, ilusiones, proyectos y aficiones de vuestros propios hijos, y potenciarlos.

 

¿Quieres saber más sobre orientación familiar? ¡No te pierdas nuestro último post para saber más sobre Adolescentes y Tecnología!

 

Daniel Danta

Especialista en asesoramiento en la adolescencia.

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